• La EPA del 4T, mejor que lo previsto, refuerza un avance positivo del conjunto del año 2018. Con ello, el avance del empleo fue del 2,7%, similar al del bienio previo, con la negativa consecuencia de crecer más que el PIB y por tanto haciendo caer la productividad. En términos trimestrales ajustados, la creación de empleo en el 4T se desacelera dobla hasta el 0,9% (unas 180.000 personas). El avance es similar al de las afiliaciones.
• Los asalariados en el 4T mantuvieron su ritmo de ascenso (3,3%) gracias a la recuperación de los no asalariados (1,1%) que llevaban varios trimestres renqueando. El empuje fue mayor en el sector público (el mayor incremento en un decenio) y la aceleración de los temporales y del trabajo a tiempo parcial, lo que hace repuntar las tasas de temporalidad y parcialidad y cuestiona la calidad del empleo creado en el último cuarto del año.
• Empleo al alza en 2018, pero menos, junto a un mayor descenso del paro. El pasado año dejó 503.000 nuevos ocupados (2,7%), el mejor dato desde 2015 (3,0%, 522.000). Sólo el sector primario registró retrocesos en el empleo.
• El medio millón de empleos creados en 2018 se concentró en los mayores de 45 años, por quinto año seguido. Se repartió por igual entre hombres y mujeres y benefició más a nacionales que a extranjeros. Además, más de la mitad del nuevo empleo fue a parar a personas de más formación, pero siguió sin beneficiar a las personas de edad intermedia.
• La tasa de paro media anual se situó en el 15,3%, 1,9 puntos menos que en 2017, pero no bajará de los dos dígitos (a este ritmo) hasta la primavera de 2021. La mejora se registró en todas las franjas de edad y educación (sobre todo en las personas de menor formación) y por igual entre hombres y mujeres. Las menores tasas de paro se concentran en personas con mayor formación y entre los mayores de 45 años, mientras es persistentemente alta entre los jóvenes, los extranjeros y las personas con menor formación, al igual que en años anteriores.